viernes, 29 de marzo de 2013

Arrestan a un culé por decir accidentalmente "Bon día" en Madrid





Los hechos se producían esta mañana en la salida del hotel Europa de Madrid. Josep María Maldestre (42 años, natural de Vic y seguidor del F.C. Barcelona) era esposado por varios agentes de la policía nacional y conducido inmediatamente a comisaría ante la mirada consternada de decenas de ciudadanos madrileños.

Maldestre había aprovechado el puente de semana santa para desplazarse a la capital, donde pretendía visitar a un antiguo compañero de trabajo al que hacía mucho tiempo que no veía. Dispuesto a conocer Madrid, ciudad que nunca había visitado, decidió hospedarse unos días en un hotel céntrico. La noche transcurrió con normalidad, pero Josep María endendió las alarmas cuando, al dirigirse al ascensor central, cometió la imprudencia de dar los buenos días en catalán a la chica de la limpieza. "Me di cuenta del error tan pronto pude apreciar la cara de asco de la empleada", afirma Maldestre. "Se me quedó mirando como si yo viniera de otro país o algo así".

Indignada, la muchacha alertó al director del personal, que acudió inmediatamente a la cafetería del hotel para pedir explicaciones. Un sorprendido Maldestre trató de excusarse por el despiste, pero encendió la furia de toda la sala con un nuevo tropiezo: "es la costumbre, les juro que ha sido involuntario, de veritat". El director decidió telefonear de inmediato a las fuerzas del orden. siendo suficiente con decir "vengan inmediatamente, tenemos uno de ellos" para que los agentes se hicieran cargo de la gravedad de la situación. Treinta segundos después, un grupo de veinte agentes irrumpía en el hotel equipados con escudos antibutifarra.

El personal se mostró aliviado por la rapidez con que intervinieron los agentes. "El olor a crema catalana que desprendía el hombre era insoportable", declaraba una de las camareras. "Para colmo y como buen catalán, se negó a darme propina con la absurda excusa de que estaba esposado". El sargento González Blanco asegura que los agentes se vieron obligados a recurrir a la violencia para reducir al catalán. "Todos retrocedimos asustados al ver cómo se mezclaba el color azul de su camisa con el grana de la sangre que le manaba de la nariz", explica el sargento.

Josep Maria, por su parte, asegura estar "confuso y lleno de miedo" por la situación que está viviendo. "Prometo a la comunidad de Madrid que esto no volverá a pasar. Como catalán, aún me está costando adaptarme a las costumbres de aquesta ciudad tan maca."

1 comentarios:

  1. Me lo veo picando piedra en Siberia durante una temporada.
    Un saludo del equipo de Noveldaytantos.

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