Ya sabéis que yo siempre hablo de
“nosotros”. Y si utilizo la primera persona del pulgar (me parece que se dice
así) es porque en el Real Madrid somos uno. Un único espíritu en millones de
cuerpos. Un mismo cántico en billones de bocas. Un solo objetivo en
un... en un huevo de almas.
El alma del aficionado madridista
es superior a la de cualquiera que sea suficientemente desgraciado, inculto o
lerdo como para apoyar a otro equipo. ¿Por qué? Porque tenemos nueve Copas de
Europa que serán diez en cuestión de un par de meses. Porque se nos reconoce
universalmente como el mejor equipo del sistema solar y también en parte de la
Tierra. Porque siempre ganamos con pundonor y señorío, como bien personifican
grandes jugadores de nuestra historia como Guti o Pepe.
Porque tenemos a Cristiano
Ronaldo.
El carnívoro luso volvió a rugir
cuando más se le necesitaba. La jugada, recuperación y pase incluido, dicen que
fue de Higuaín. ¿Y a nosotros qué nos importa? Sólo teníamos ojos para esa bota
diamantina que, empalmando de forma protocuamperfecta con el esferical, acababa
en las redes. Y esos millones de madridistas volvieron a ser uno gritando un “¡¡¡¡GOOOOLLL!!!”
que sin duda alguna se oyó en Can Farsa.
Y es que mientras el Madrid se
dejaba hasta el pellejo del prepucio para empatar en un campo tan complicado
como el del Zaragoza, los culés se paseaban irrespetuosamente por Balaídos de
campo y playa. Pensando en esa Champions que, inocentes, creen que les volverán
a regalar por corsetía del señor Villar. No, amigos, no. La Champions la gana
quien se la merece. Y se puede tener suerte una o dos veces, pero más no.
Bastante suerte que tuvisteis encajando sólo dos goles, porque vuestra defensa
es un pufo de cuidado y además no tenéis a un fantástico Diego López que
resuelva la papeleta, como siempre hace por nosotros.
Estoy seguro de que ese gol de
Oubiña os debió doler en la mismísima putifarra. Que vuestro pequeño y patético
corazoncito culé os falló durante unos segundos. Iros acostumbrando a esa
sensación, porque es lo que os espera de aquí y en adelante durante mucho, muchísimo
tiempo. Durante décadas y puede incluso que durante lustros. Así que a comer.
Además, ¿quién quiere la Liga? Los merengues llevamos toda la vida diciendo que no hay competición del valor de la copa de Su Majestad el Rey, figura enecomiable que piensa únicamente en lo mejor para su país cuando se marcha a cazar elefantes como sólo los más valientes pueden hacer.
Además, ¿quién quiere la Liga? Los merengues llevamos toda la vida diciendo que no hay competición del valor de la copa de Su Majestad el Rey, figura enecomiable que piensa únicamente en lo mejor para su país cuando se marcha a cazar elefantes como sólo los más valientes pueden hacer.
Valientes como Cristiano Ronaldo.
¿Os he hablado ya de él?
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