En una carrera amistosa celebrada
con motivo de la inauguración del circuito de Pozo la Muela (Teruel), que
podría ser carrera oficial de Fórmula 1 en cuestión de apenas treinta años,
Usain Bolt dejó patente la ineptitud de Fernando Alonso al volante. El atleta
venció al asturiano en una carrera de 800 metros en terreno llano y sin curvas,
sobrándole tiempo para celebrarlo con su pose habitual, sonreír a las cámaras,
responder a varias preguntas, preparar la declaración de la renta y leer las obras completas de León Tolstoi.
Aproximadamente un huevo y medio de
tiempo después, el F138 de Fernando cruzaba la línea de meta. “Ha sido un
cúmulo increíble de mala suerte”, se quejaba Alonso ante los problemas de su
monoplaza. “La dirección se bloqueaba y no he podido tomar adecuadamente las
numerosas curvas del circuito. A los pocos metros atisbé una babosa en mitad
del terreno y decidí esperar deportivamente a que pasara. También ha habido
problemas con el depurador de mierdomagnesio y el condensador de fluzo. Pese a
todo, estoy contento con el rendimiento del coche en comparación con el del año
pasado.”
Por su parte, Usain Bolt declaró
que no había corrido a su máxima capacidad y que se ve capaz de vencer a Alonso
“montado en un portaaviones a remos con el viento en contra y un porro en una
mano”, dicho lo cual procedió a encenderse uno, aduciendo que “en mi país esto
no es dopaje, sino un complemento del calzado.”
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